#3 Deambular entre preguntas
Ana me hace tantas preguntas que estoy empezando a no creer en mis respuestas. ¿Qué ganan las personas que están a tu lado? Pregunta nada fácil si respondo con honestidad. La pregunta —intuyo— busca seguir indagando en mi sistema de creencias para dibujar el mapa del tesoro. El tesoro: un fallo en Matrix. Buscar en mi discurso interno indicadores de irrealidad, para así poder reventar de una vez por todas los pilares de todo lo que me asfixia.
Siempre me ha parecido curioso lo fácil que se conectan los puntos mirando hacia atrás, la espontánea coherencia de la mirada retrospectiva. Incluso los fallos se ven con claridad. Pero qué complicado es confiar en este ahora, sabiendo el futuro incierto que tenemos por delante.
Parece una buena idea: trazar un mapa. Una ruta. Un paso después de otro, no rígido sino flexible y cómodo. Lo que sí y lo que no. Porque me he perdido por deambular sin un mapa.
No volveré a caer en ninguna inercia que no sea la que yo decida. No valoraré la opinión de los otros más que la mía propia. No dedicaré tiempo a quien no intente hacer del mundo un lugar mejor. No diré sí, cuando lo que quiero decir es no.
Empezaré a creer en lo que hago —qué difícil aguantar en los primeros pasos—, seguiré defendiendo que ser emocional no significa ser irracional. Silenciaré a todas y cada una de las personas que juzgan, opinan y bloquean el paso, incluso a la persona que más alto escucho, yo misma.
Seguiré creyendo en las palabras. El nombre es el origen de todas las cosas particulares. 1 Verbalizaré lo que me ocurre, sin vergüenza, sin miedo.
Un “sí” rotundo a la amabilidad, al afecto, a las cosas hechas a mano. Coraje, sabiduría y humanidad, las tres virtudes universales según Confucio.
Qué ganan las personas a mi lado. Espero y quiero creer que intento dejar ser.
P.D. Escribir sobre este tema me recordó uno de mis textos favoritos de Jesús Terrés, Armar un plan. Algo de su estructura está presente en esta carta.
Lao Tse. Tao Te Ching versión de Stephen Mitchell.
El Tao del que puede hablarse no es el Tao eterno. El nombre que no puede nombrarse no es el Nombre eterno. Lo eternamente real es innombrable. El nombre es el origen de todas las cosas particulares. Libre de deseo, comprendes el misterio. Atrapado en el deseo, sólo ves sus manifestaciones. Y, sin embargo, misterio y manifestaciones brotan todos de la misma fuente. A este fuente se le llama oscuridad. Oscuridad de oscuridades; he aquí la puerta a toda comprensión.