#25 Un paso más
Hay días en los que me levanto con un estado de gracia hormonal que me invita a creer que todo lo que me proponga es posible, y mientras hago el café, solo tengo pensamientos risueños junto al sol que entra por la ventana. En esos días, siento que tengo energía infinita, proponme lo que sea. Sin embargo, hay días en los que me levanto derrotada, cada paso me exige un trabajo inmenso. No recuerdo nada, no tengo nada, no puedo ver más allá.
Cada uno de nosotros tiene su propia travesía por delante, y derivar en colapsos, confusión y desesperación es natural. Suele ocurrir tras una acumulación de situaciones o descuidos en la salud mental, y ahí está el truco. Hay que procurar el mayor autocuidado posible —que no todos aprendimos cuando tocaba— cuando las cosas no van bien. En las rutinas, en el sueño, en el descanso, en la alimentación y mantener relaciones con otros sin maltrato ni violencia.
Como cuando corría carreras o nadaba travesías, cuando la cosa se ponía cuesta arriba siempre había un momento en el que pensaba, ¿pero por qué me metí aquí? Sabía de antemano que iba a ocurrir, pero aún así empezaba. Porque sé que terminar es lo que tiene sentido, es lo que decidí. Decidí emprender y decidí empezar a escribir esta Newsletter que estás leyendo.
Tazas de café calentitas más dulces de lo normal, la esterilla de yoga todo el día desenrollada junto la mesa de trabajo, pensar en mis amigas/os y contactar como pueda, recordar que esta sensación es temporal. Que puedo hacerlo, puedo conseguirlo. Un paso, otro paso, otro paso más.